sábado, 1 de noviembre de 2014

La Investigación del Santuario de La Luz



Una de las primeras referencias al Santuario de la Luz la encontramos en una obra del siglo XVIII, escrita por el Canónigo Lozano y titulada Contestania y Bastetania del Reyno de Murcia. En ella, el autor da constancia del importe contexto de época ibérica que representa el conjunto Verdolay-La Luz, enclaves situados en las cercanías del Palacio de Verano del Obispado.

Ya en el siglo XX, los trabajos de Pierre Paris en los que recoge representaciones de personajes ibéricos, y de Horace Sanders sobre armamento ibérico y sus referencias a los exvotos, representan la puesta en escena de estas excepcionales piezas. A lo largo de estos primeros años del siglo XX, el hallazgo de estatuillas de bronce por los monjes del cercano Convento de la Luz impulsará el interés de investigadores por el Santuario ibérico de la Luz.

A lo largo de la década de los 20 y de los 30, el profesor Bosch Gimpera publica varios trabajos en los que estudia estas estatuillas en bronce, bien de manera general, abordando el análisis de esta cuestión para todo el país, o bien centrándose en el estudio de las figurillas encontradas en la Luz y que irían a parar al Museo de Arqueología de Cataluña, donde hoy en día se encuentran expuestas parte de los exvotos encontrados en la Luz.

Paralelamente a las primeros estudios sobre el Santuario de la Luz se producen las primeras excavaciones en este yacimiento ibérico dirigidas por el profesor Mergelina Luna que publicará poco después una breve reseña en la que se recogen el resultado de las excavaciones y referencias a los exvotos de bronce ibéricos y a otros materiales cerámicos.

En 1934, Fernández Avilés publica las ánforas púnicas conservadas en el Museo Arqueológico de Murcia, entre ellas tres ánforas cartaginesas halladas cerca del Santuario de la luz. Pocos años después, en 1941, Álvarez Osorio y Farfán de los Godos, recogerían en el Archivo Español de Arqueología la colección de exvotos ibéricos que el alberga el Museo Arqueológico Nacional, entre los que se encuentran espléndidos ejemplares procedentes del Santuario de la Luz. Estas investigaciones se completan con las de otros autores, como García y Bellido, que durante estos años analizaran estos exvotos ibéricos en bronce, en el marco de publicaciones más generales.

Años más tarde, será Jorge Aragoneses el que vuelva a retomar las investigaciones sobre los exvotos ibéricos de la Luz. Durante toda la década de los cincuenta y de los 60, este investigador publicó sobre diversos materiales encontrados en el yacimiento en sus cercanías.
Las publicaciones, especialmente sobre exvotos hallados casualmente o bien procedentes de colecciones privadas, seguirán hasta la década de los 90, donde a estos trabajos se le añadirán las investigaciones resultantes de las diferentes campañas de excavación, auspiciadas por la Universidad de Murcia, que bajo la dirección del Dr. Lillo Carpio, han tenido lugar el Santuario de la Luz.


Últimas campañas


Desde las excavaciones llevadas a cabo durante los años 20 hasta la actualidad, el yacimiento del Santuario de la Luz no había sido objeto de nuevas campañas arqueológicas, si bien las investigaciones sobre el propio yacimiento, los materiales encontrados en superficie o pertenecientes a colecciones privadas y a museos, y especialmente sobre los exvotos han continuado prácticamente sin interrupción durante estos años generando una amplísima bibliografía.

Las nuevas comenzaron en el año 1990, cuando bajo la dirección del Dr.Lillo Carpio y con la participación de 25 alumnos de la Universidad de Murcia reemprendieron los trabajos en este importante enclave ibérico, y desde esa fecha hasta la actualidad han continuado durante todos los años las excavaciones en el Santuario de la Luz.

La continuación de las excavaciones en la Luz tras este prolongado parón se debió se produjo con una triple intencionalidad: la formación en métodos y técnicas de excavación arqueológica de dibujo de campo de los alumnos de la Universidad de Murcia, la consecución de un proyecto sistemático de investigación sobre un Santuario ibérico su contexto, y por último, el propósito de integración en el contexto general del Parque Natural de El Valle – La Fuensanta de este yacimiento y que, en su día, habrá de ser un interesante foco de interés cultural dada su estratégica y privilegiada ubicación y el valor de las monumentales estructuras que en el Santuario ibérico están apareciendo y que aseguran una pronta restauración y consolidación con vistas a la creación de un itinerario visitable y del mayor interés.

El primer propósito fue proceder a una excavación de una serie de cortes en el sector central del Santuario en el denominado Llano del Olivar, paraje que en el siglo XVIII el canónigo Lozano llamo el Yermo del Olivar, sector en el que había que retomar y analizar los testimonios de excavaciones anteriores referidos a restos de estructuras arquitectónicas y sus contextos.

Los trabajos llevados a cabo confirman la existencia de un santuario ibérico que mantuvo su culto activo al menos desde el siglo V hasta el I a.C, aunque se han documentado testimonios materiales que indican que desde el siglo VII a.C. estuvieron llegando aquí cerámicas suntuarias procedentes del Mediterráneo Occidental, indudable signo de un notable poder adquisitivo de los habitantes de la zona.

Por otra parte, y tras las campañas realizadas durante la década de los 90, se ha atestiguado que el Santuario tuvo un primer momento de auge en el tránsito de los siglos V al IV a.C. A lo largo de esta centuria y la siguiente, es evidente el intenso contacto y comercio con el Mediterráneo Central, con presencia de cerámicas de barniz negro, grecoitálicas finas, ánforas itálicas, púnicas y de ciudades griegas, ponen de manifiesto una época de sólido desarrollo material del Santuario.

El Santuario parece seguir su proceso a lo largo de los siglos de forma inalterable. Las sucesivas restructuraciones ponen de manifiesto la evolución socioeconómica del contexto poblacional, sus crisis o sus fases de excavación, simultáneas al contexto social de las sucesivas fases de poblamiento ibérico en la zona. El último período del Santuario, el de la fase de ocupación romana, representará una peculiar reestructuración del área cultural; la colina que preside el santuario va a ser remodelada con la construcción de un templo en terrazas y una serie de estructuras en este sector cambian el carácter del conjunto del Santuario que queda subordinado a un monumento de clara ascendencia clásica en cuanto a su concepción, su estructura y su arquitectura.

Fuentehttp://www.um.es/cepoat/laluz/?page_id=321

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