El tema de la religión es uno de los peor conocidos de toda la Cultura Ibérica aunque haya sido el objetivo de numerosas investigaciones el estudio de sus necrópolis, sus santuarios, de los elementos sacros y votivos, así como sus ritos, creencias y divinidades.
Junto con el trabajo de Lantier "La religio ibèrique. Religio celtique", el primer estudio sobre la religión ibérica fue llevado a cabo por Blázquéz en 1957: "Aportaciones al estudio de las religiones primitivas de España". Además, este trabajo se culminará con sendos libros: "Imagen y mito. Estudio sobre religiones mediterráneas e ibéricas" y "Religiones Prerromanas II. Primitivas religiones ibéricas", publicadas respectivamente en 1977 y 1983. Estos libros son el único estudio de conjunto sobre la religión realizado hasta la llegada del siglo XXI, con la publicación de Teresa Moneo (2003): “Religio Iberica”.
La evolución del estudio de la religión ibérica y, sobre todo, de los santuarios no sería la misma sin el descubrimiento de las esculturas del Cerro de los Santos en Montealegre del Castillo, en 1860. Esto trajo consigo un afán de coleccionismo, a la vez que excavaciones arqueológicas en el santuario, como las llevadas a cabo en 1871 por J. Amat, y siendo continuadas por J. De D. De la Rada y Delgado, teniendo un carácter más científico.
Varios años después, en 1891, se descubre la Dama sedente de La Torrecilla, y en 1897 la Dama de Elche, entre otras que se descubren por esta época, como la de Osuna. Estos descubrimientos tuvieron un gran reconocimiento internacional donde se empezaron a interesar por el mundo ibérico. Ya en el siglo XX, destacan las obras de Pere Bosch Gimpera (1891-1974) y Lluís Pericot García (1899-1978), entre ellas "Etnología de la Península Ibérica" y "Gran Historia General de los Pueblos de España", respectivamente.
En 1912 se creó la Junta Superior de Excavaciones que junto con la Real Academia de la Historia propiciaron intervenciones arqueológicas en los santuarios. Un poco más tarde, en 1925, Cayetano de Mergelina excava y publica un libro sobre el santuario de La Luz, Murcia.
Otro hito importante es la publicación en las Actas y Memorias de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria del artículo "El relieve bifacial hispánico de El Cigarralejo" escrito por E. Cuadrado, que supuso un nuevo empujón para el conocimiento de la religión ibérica, pues estaban ante el descubrimiento de un nuevo santuario.
En los años sesenta hubo una reorientación de las investigaciones pues, ahora, se valoraba más el contexto. Es en estas fechas, concretamente en 1962, cuando se llevan a cabo nuevas intervenciones en el Cerro de los Santos, resultados publicados varios años después (1965 y 1966), momento clave para el estudio de la Cultura Ibérica.
La década siguiente fue vital para los estudios ibéricos pues hay una renovación general venida del nacimiento de la Nueva Arqueología además de aparecer nuevos yacimientos como Pozo Moro, en 1970, la necrópolis de Baza, donde aparece la famosa dama en 1971, y el conjunto de Porcuna, en 1975. Es por ello que se inician excavaciones sistemáticas en algunos santuarios antiguos, con el fin de encontrar nuevos datos. Es el caso del Cerro de los Santos que fue excavado de nuevo por Teresa Chapa, al que siguieron otros como La Luz o el de Alto Chacón, en Teruel. Pero también toman un importante interés los primeros trabajos de recopilación, estudio y clasificación de las cuevas-santuario publicados en 1973 y 1979 por M. Tarradell, y que luego fue puesto en práctica en varias regiones como Cataluña, Murcia y la zona valenciana.
La década de los ochenta viene caracterizada por un intento de clasificación sistemática de los lugares de culto. Sobre esto destaca el trabajo de R. Lucas "Santuarios y Dioses de la Baja Época de la Cultura Ibérica", que está considerado como básico para el estudio de las religiones ibéricas. Al final de la década se dará un impulso a las excavaciones, entre las que destaca Coimbra del Barranco Ancho.
A partir de los noventa y hasta la época actual se vive un incremento en el estudio de la religión ibérica, con especial incidencia en las estructuras con fución sacra. Por ello se publican revisiones, estudios sobre los antiguos santuarios aparte de darse a conocer nuevos lugares de culto como son Onuba, La Bastida de Les Alcuses, El Castillico, El Chorrillo o La Encarnación.
Destacan también trabajos dedicados a las regiones ibéricas, como son los trabajos de H. Bonet y C. Mata sobre los lugares de culto edetanos, o, el de J. Blánquez sobre los lugares de culto del Sureste de la Meseta.
También destacan los artículos dedicados a la monumentalización de los santuarios ibéricos en época republicana de S.F Ramallo (1993 y 1999) que permite una continuidad de las manifestaciones religiosas al comienzo de la romanización. O las interpretaciones y estudios sobre las cuevas-santuario efectuados por González Alcalde.
En cuanto a la relación con los materiales sacros, el estudio de los exvotos ibéricos se empezó a dar a conocer a finales del siglo XVIII y XIX cuando se empezó a plantear la necesidad de recopilarlos. Pero esto no llegó hasta 1941 cuando se publicó el "Catálogo de los exvotos de bronce ibéricos, del Museo Arqueológico Nacional" por F. Álvarez Ossorio, donde se describen 2500 piezas.
Tras el descubrimiento de la Dama de Elche, P.Paris publicó "Essai sur l'industrie de l'Espagne primitive" en 1903 y 1904 donde se recoge todo el conocimiento de la época sobre el arte y los bronces ibéricos y su relación con Oriente y Grecia.
Un hito importante relacionado con estos "ídolos" es el artículo publicado en 1966 "Les votifs iberiques de la Präehistorische Staatssammlung" el cual sienta las bases para una nueva linea de investigación, centrada en el origen, fabricación o cronologías, o el propio significado de los exvotos. Tras esto le sucedieron multitud de artículos, como los de Nicolini, además de conocer nuevos exvotos, que llevaron a partir de los años setentas una nueva línea de trabajo, centrada en la importancia de la toréutica ibérica con los exvotos de bronce. Esta línea es la que hoy día sigue vigente. Entre los estudios destacan el de L. Prados o Almagro-Gorbea.
Con respecto a los exvotos de terracota, destaca las publicaciones de M. J Almagro-Gorbea en 1983 o, las recopilaciones de M. Genera en 1988 e I. Garcés i Estallo en 1993 en la zona de Cataluña, mientras que M. Blench lo hace sobre la Alta Andalucía.
Los exvotos de piedra aparecen a fines del siglo XIX y durante todo el Siglo XX. Es del Cerro de los Santos, en 1883, la primera recopilación realizada por C. Lasalde, que da pie a la elaboración de un primer catálogo y será a principios del siglo XX cuando J. R. Mérida sitematizó y recopiló todo lo referente a este yacimiento, poniendo de manifiesto su idea de ver toda la escultura en su conjunto.
En definitiva, el estudio de la religión ibérica ha sido una parte esencial de la investigación de la cultura ibera desde el comienzo de ésta, pues a través de los santuarios y materiales en ellos hallados, podemos averiguar datos sobre la mentalidad, cultura y sociedad de estos pueblos, contrastando la información con la que ofrecen las fuentes clásicas, que de forma complementaria ayudan a la Arqueología a forjar una imagen de este pueblo, cada vez más nítida. Hoy en día siguen las investigaciones muy en boga, como lo demuestran las recientes excavaciones realizadas en el santuario de Torreparedones, Córdoba, o el Cerro de los Santos, Albacete.
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