Las catas arqueológicas realizadas por la UA y Patrimonio Histórico se cierran sin haber encontrado restos del yacimiento descrito por el padre Belda hace 70 años. La ausencia de enterramientos dónde se ha actuado lleva a los arqueólogos a ratificarse en que en la zona habría un santuario y no una necrópolis.
El segundo yacimiento arqueológico de La Cala descrito por el padre Belda y que supuestamente se correspondería con un santuario, no está en la plaza de Encarnación La Corrilla. Este miércoles (25-03-2015) los arqueólogos de la Universidad de Alicante (UA) han dado por terminadas las catas hechas desde comienzos de semana en la plaza sin haber encontrado restos de ese templo que según el padre Belda se encontraba en la parte posterior del antiguo cuartel de Carabineros de La Cala.
Durante tres jornadas, el grupo dirigido por Jesús Moratalla ha buscado en el subsuelo de la plaza algún resto que permitiera localizar ese yacimiento y a partir de ahí poder determinar si efectivamente se trataba de un santuario íbero o si por el contrario era una necrópolis como apuntó Tarradell.
Claro que cuando el padre Belda recorrió La Cala de Benidorm en la década de los 40, y se topó con pebeteros de figuras femeninas que podrían corresponder a la diosa Tanit, a espaldas del cuartel de Carabineros se extendía una loma libre de edificaciones, que al igual que el entorno se fue urbanizando con el paso de los años y las décadas. De ahí que quepa la posibilidad de que el yacimiento se encuentre bajo algún edificio o construcción en un espacio cercano a la plaza.
Pero aunque no han encontrado ningún resto íbero, los arqueólogos no se van con las manos del todo vacías, ya que el hecho de no haberse topado con enterramientos en la plaza da más fuerza a la hipótesis de que el yacimiento fue un santuario y no una necrópolis, según han indicado desde Patrimonio Histórico.
Benidorm, por su parte, ha obtenido información sobre lo que esconde la plaza La Corrilla bajo el asfalto. Porque durante la primera jornada de catas la tierra desveló la existencia de un aljibe de finales del siglo XIX que abastecía de agua al pozo del cuartel de Carabineros. Finalizadas las catas y tras registrarse el aljibe ha llegado el momento de volver a asfaltar la plaza. El santuario seguirá oculto dónde esté....de momento.
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