domingo, 29 de marzo de 2015

Cuevas de La Nariz (Umbría de Salchite)

El conjunto de La Nariz se encuentra situado a 1330 m.s.n.m., en la ladera meridional de la Sierra de Calares de la Capilla (Moratalla), en un cantil próximo a la cumbre donde se localiza un poblado argárico. Son cinco cavidades que se abren frente a una reducida plataforma en pendiente y de difícil acceso.

El santuario propiamente dicho ocupa dos cavidades (A y B) separadas por una distancia de 4 m. Constan de una entrada de 2 por 2 m. que da a una sala cuadrangular de 2 m. de ancho por entre 10 y 13 de profundidad, con altura descendente hacia el fondo. En su interior se documenta una surgencia que vertería a un pilón de forma cúbica de 1 m. de lado. En la plataforma exterior aparecen los restos de una construcción de reducidas dimensiones (Lillo, 1981a).

El material procedente de estas cavidades incluye vajillas romanas, vasos ibéricos decorados geométricamente, urnas, fusayolas, un as republicano, un colgante de canino de lobo, sílex, pero sobre todo destaca un fragmento de urna ovoide con la representación de una figura femenina con máscara y los brazos acabados en cabezas de lobo, situada sobre un posible brasero y rodeada de aves, un árbol y figuras de lobos.

Esta cueva sería frecuentada entre los siglos II-I a.C., como evidencian los materiales en ella aparecidos. Por sus características físicas, topografía, dificultad de acceso y la asociación cueva-agua-lobo, se ha interpretado como un santuario relacionado con ritos de iniciación. Además, la figura femenina del vaso se ha relacionado con Hécate, una divinidad de carácter infernal, ctónica y celeste al mismo tiempo y protectora de la población, que cabe considerar el equivalente femenino del Apolo Lykaios-Soracte, al estar asociada a los mismos elementos característicos de ritos de iniciación (Almagro Gorbea, 1997; Moneo, 2003).


jueves, 26 de marzo de 2015

El santuario de La Cala se resiste


Las catas arqueológicas realizadas por la UA y Patrimonio Histórico se cierran sin haber encontrado restos del yacimiento descrito por el padre Belda hace 70 años. La ausencia de enterramientos dónde se ha actuado lleva a los arqueólogos a ratificarse en que en la zona habría un santuario y no una necrópolis.

El segundo yacimiento arqueológico de La Cala descrito por el padre Belda  y que supuestamente se correspondería con un santuario, no está en la plaza de Encarnación La Corrilla. Este miércoles (25-03-2015) los arqueólogos de la Universidad de Alicante (UA) han dado por terminadas las catas hechas desde comienzos de semana en la plaza sin haber encontrado restos de ese templo que según el padre Belda se encontraba en la parte posterior del antiguo cuartel de Carabineros de La Cala.

Durante tres jornadas, el grupo dirigido por Jesús Moratalla ha buscado en el subsuelo de la plaza algún resto que permitiera localizar ese yacimiento y a partir de ahí poder determinar si efectivamente se trataba de un santuario íbero o si por el contrario era una necrópolis como apuntó Tarradell.

Claro que cuando el padre Belda recorrió La Cala de Benidorm en la década de los 40, y se topó con pebeteros de figuras femeninas que podrían corresponder a la diosa Tanit, a espaldas del cuartel de Carabineros se extendía una loma libre de edificaciones, que al igual que el entorno se fue urbanizando con el paso de los años y las décadas. De ahí que quepa la posibilidad de que el yacimiento se encuentre bajo algún edificio o construcción en un espacio cercano a la plaza.

Pero aunque no han encontrado ningún resto íbero, los arqueólogos no se van con las manos del todo vacías, ya que el hecho de no haberse topado con enterramientos en la plaza da más fuerza a la hipótesis de que el yacimiento fue un santuario y no una necrópolis, según han indicado desde Patrimonio Histórico.

Benidorm, por su parte, ha obtenido información sobre lo que esconde la plaza  La Corrilla bajo el asfalto. Porque durante la primera jornada de catas la tierra desveló la existencia de un aljibe de finales del siglo XIX que abastecía de agua al pozo del cuartel de Carabineros. Finalizadas las catas y tras registrarse el aljibe ha llegado el momento de volver a asfaltar la plaza. El santuario seguirá oculto dónde esté....de momento.

domingo, 15 de marzo de 2015

Cueva de la Lobera (Castellar de Santiesteban)

Este santuario se encuentra situado en el cerro de los Altos de Sotillo (Jaén), entre los valles de Guadalén y Guadalimar próximo a la antigua vía prerromana conocida como el Camino de Aníbal. Está construido sobre una cornisa rocosa, aprovechando 3 cuevas naturales, con hornacinas entre ellas, la mayor, llamada la Caverna del Ídolo, mide 32 metros cuadrados de superficie.


Dentro de este santuario, cabe destacar el núcleo central constituido por la Cueva de la Lobera, así como una serie de cuevas más anexas, hasta un total de cinco, que podrían haber utilizadas como viviendas. La Cueva de la Lobera es un abrigo no muy profundo que se hallaba próximo al menos a dos manantiales de agua, la Fuente del Caño y la del Cotillo y daría origen al santuario, que aparece formado por la oquedad y tres terrazas localizadas frente a la misma.


La terraza más alta ofrece una longitud de 30 m. y a ella se accedería por una escalera se seis peldaños. La segunda terraza se comunica con la anterior por una rampa y de ella se conserva su muro de contención realizado con grandes sillares. En la terraza inferior se documentan los muros de aterrazamiento y restos de habitaciones que han sido interpretadas como viviendas o talleres por el hallazgo de moldes (Moneo, 2003).

La cueva, que ofrece un manantial en su interior, consta de dos salas (A y B), comunicadas entre sí por una escalera, y con el exterior a través de sendas aberturas. La sala A ofrece una altura de 2 a 9 m. y una profundidad de 25 por 15 m. apareciendo, al fondo, una plataforma natural que correspondería a una mesa de ofrendas (Blázquez, 1983a). La sala B, de 12,50 por 7,80 m. de fondo y 8 metros de altura, tiene una abertura triangular a modo de ventana, y ha sido considerada como anexo o cámara secundaria.


La mayor parte del material arqueológico apareció en un espacio de unos 60 m. situado en la pendiente frente a la cueva, que correspondería a la fosa en la que fueron arrojados dichos objetos cuando las ofertas colmaban el santuario y constituye uno de los más ricos conjuntos votivos del mundo ibérico.

En el santuario y en la explanada, al realizar en 1.887 (fecha de su descubrimiento) las obras de la carretera de Navas de San Juan a Sorihuela, aparecieron según unos autores más de dos mil y según otros más de seis mil exvotos de bronce entre 5 y 20 cm, que representaban figuras femeninas y masculinas orantes y oferentes, algunos guerreros a pie (nunca a caballo, como en el de Despeñaperros) y animales (perros, peces, faisanes, jabalíes y caballos). Además han aparecido gran número de vasos caliciformes, vajillas, fíbulas hispánicas y La Tene, armas, adornos en oro, pasta vítrea, instrumentos de aseo y cirugía, fusayolas, terracotas, lucernas y monedas íberas y romanas.


Poco y mal estudiado el yacimiento, debido a la negativa de los antiguos dueños, que estuvieron vendiendo durante años los exvotos en poblaciones cercanas a Castellar, no es objeto de excavaciones arqueológicas hasta 1917 por R. Lantier y J. Cabré, o sea unos treinta años después de su descubrimiento. Tienen que transcurrir otros cincuenta años para que en 1967 y en 1972 Nicolini realice la segunda y la tercera campaña arqueológica.



Han aparecido materiales neolíticos y de la Edad del Bronce y hoy tras las sucesivas excavaciones puede afirmarse con seguridad que aquel núcleo de la Edad del Bronce que ocupó la cueva y las laderas del lugar, después de ser abandonado fue reocupado a finales del siglo V antes de Cristo como un centro de culto de los íberos oretanos.

Se han diferenciado 4 fases que van del s. V al II a.C., y se supone que en la última fase, el antiguo santuario rupestre evolucionaría para convertirse en un santuario de control territorial.

La presencia de una oquedad artificial abierta a modo de ventana por donde la luz solar penetraría en los equinoccios, con paralelos en santuarios griegos, ha sido relacionada con manifestaciones hierofánicas, con la epifanía de femenina ibérica que cabría asimilar con la Astarté fenicia. En la última etapa, esta divinidad protectora de la guerra, la fertilidad, la fecundidad y la salud, quedó asimilada a Venus o Minerva, como indicarían las representaciones halladas en el santuario.

miércoles, 4 de marzo de 2015

El Tossal de la Cala

Situado sobre un promontorio junto a la desembocadura del barranco que se dirige hacia la Cala de Finestrat, al oeste de la actual ciudad de Benidorm, el yacimiento del Tossal de la Cala es conocido desde los años 40 del siglo XX, momento en el que se desarrollaron las primeras campañas de excavación de manos de José Belda.

A partir de estos trabajos y de posteriores intervenciones se conoce la existencia de un poblado en ladera conformado por varias calles y estancias adosadas entre sí, que se adaptan a la ladera del cerro.
El material obtenido en todas estas excavaciones, básicamente cerámica ibérica y romana y objetos de terracota y de metal (anzuelos, clavos, monedas), indica una cronología de los siglos II y I a. C., pese a conocerse piezas más antiguas.

El análisis del conjunto parece indicar que sería un poblado de carácter industrial y sobre todo comercial, dada su proximidad al mar y el importante beneficio que proporcionaría a sus habitantes los contactos con diversas culturas, fundamentalmente la romana, que podría establecerse allí tras la conquista de la región.

En la actualidad, la intensa explotación turística del lugar impide distinguir con claridad la estructura del yacimiento y gran parte de los materiales recuperados se conservan en el Museo Arqueológico de Alicante-MARQ.

SELECCIÓN DE PIEZAS


1- CS. 6924 Ánfora púnica de salazones: Ánfora de gran tamaño y cuerpo cilíndrico con dos pequeñas asas verticales simétricas en su parte superior. Presenta un pronunciado estrangulamiento en el cuello, borde acampanado y exvasado de labio moldurado y pivote alargado macizo. Pasta medianamente depurada color anaranjado y fino engobe exterior ocre-amarillento. Fines del siglo II y primera mitad del I a. C.




2- CS. 5958 Pebetero en forma de cabeza femenina: Pieza cerámica hueca de base cóncava y pie moldurado, con el cuerpo de tendencia troncocónica, y tapadera superior también cóncava y sin orificios. Representación de un busto femenino con tocado ricamente decorado con tres frutos circulares en el centro, flores, piñas y hojas, todo ello en altorrelieve, una especie de fíbula o broche circular en la base del cuello y ´aletas` laterales. Segunda mitad del siglo III y II a. C.





3- CS. 4935 Plato ibérico pintado con peces:Gran plato de cuerpo troncocónico invertido con borde vuelto de ala plana que no conserva la base. Pasta fina color naranja-ocre con desgrasante pequeño. Presenta una profusa decoración en color rojo oscuro. Sobre el borde aparece una cenefa de ´dientes de lobo` y al exterior dos grupos de bandas horizontales paralelas enmarcando un amplio friso con motivos vegetales complejos (grandes hojas acorazonadas, flores trilobuladas, roleos, etc.). Al interior se observan dos frisos con peces representados con gran detalle. Siglo III a. C.




4- CS. 7008 Sierra de hierro: Pieza muy fragmentada y de gran tamaño, en forma de larga chapa aproximadamente rectangular, más ancha en su parte central y con un filo dentado. Siglo I a. C.


Información y fotografías ofrecidas por el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ)