Las Necrópolis
El área ibérica estuvo muy afectada por las colonizaciones en el I milenio a.C., formándose gracias a estas las dos grandes áreas culturales asociadas al mundo oriental y a la cultura de Campos de Urnas. Estas además de la llegada de elementos externos supusieron una jerarquización de la sociedad, cambios visibles en el mundo funerario. Estos hechos dieron una mayor importancia a lo simbólico frente a lo material, dando una mayor importancia a los ritos de paso, y otros elementos, que tuvieron su peso dentro del registro arqueológico.
El orden social ibérico fue muy inestable por el contacto con otros grupos o por avances y retrocesos del Estado. Cada jefe dependía de sus partidarios para mantenerse en el poder modificándose a su caída los rituales de poder y la ritualidad colectiva, lo que se vería arqueológicamente en los episodios de destrucción de las necrópolis (Bendala, 2010).
Las necrópolis normalmente se situaban fuera del área urbana a una distancia media del grupo ya que tenían un significado simbólico y social asociado a ellas. En ellas se ha encontrado una gran riqueza material visible en las manifestaciones artísticas. También se puede apreciar en ellas una disociación entre la arquitectura funeraria y la arquitectura de hábitat.
En las necrópolis podemos ver solo una parte de la población que posiblemente por su posición social tuviera la posibilidad de costearse el rito de paso mientras que el resto de la población posiblemente por no poder pagar el coste del rito o por haber incumplido alguna de las normas del grupo tendrían enterramientos '' invisibles'': exposición al aire libre, abandono del cuerpo...
Esto reflejaría nuestro desconocimiento sobre los ritos de enterramiento ibéricos, ya que puede apreciarse en algunos casos una gran desproporción entre el tamaño de las necrópolis y las dimensiones de las áreas de hábitat asociadas.
Habría que mencionar que las tumbas asociadas a la tradición de Campos de Urnas tienen una menor jerarquización que las del área influidas por el Orientalizante. Esto se puede ver en la siguiente clasificación:
Formas simples. Presentan varios tipos:
Hoyos excavados en la roca en los que fueron guardados las cenizas junto al ajuar, hoyos falcados con losas de piedra para dar mayor estabilidad o la oquedad del ustrinum donde se realizó la incineración y se guardaron las cenizas del difunto junto al ajuar. Dentro de estos enterramientos los restos también podían aparecer contenidos en una urna. La tumba normalmente presentaba una señalización sencilla al exterior basada en un montículo de piedras o una loza. Este tipo de tumbas aparece normalmente asociada a los grupos menos privilegiados y a las etapas más antiguas de la sociedad ibérica.
Aunque también aparecen tumbas sencillas con ajuares muy ricos como fue en el caso de la tumba de la Dama de Baza en la que se hallaron: la urna de la dama, falcatas, vasos cerámicos, espadas de hoja curva, etc.
Tumbas complejas:
Este tipo de tumbas aparece en la Iberia túrdula, bastetana y turdetana. En esta categoría se engloban las cámaras subterráneas o a nivel de suelo. Pueden estar cubiertas por un túmulo circular. Este tipo de tumbas tenía su origen en tradiciones tartésicas y orientalizantes. Algunos ejemplos de este tipo son: Las Cumbres I, Torre de Doña Blanca, Huelva, Carmona o Setefilla.
Los túmulos con cámara destacan por su monumentalidad como en el caso de la tumba de Galera en Tutúgi. O la tumba de cámara de Toya la cual tenía un rico ajuar entre el que cabría destacar un carro ceremonial que entronca con los carros rituales de las estelas tartésicas. Estas tumbas a nivel arquitectónico reproducen la estructura de casa tripartita asociada a los dirigentes trasladando la casa señorial al ámbito sagrado.
En estas tumbas se aprecia la búsqueda de la representación de la familia señorial en la representación minuciosa de detalles como la planta de la casa, el mobiliario,...; incluyéndose en los banquetes funerarios esculturas de los difuntos para hacerlos partícipes del ágape, escenificando un nivel social que traspasaban a sus herederos.
Estas tumbas en sus fases iniciales del mundo ibérico contenían algunas inhumaciones pero son las más escasas, ya que más tardíamente hasta la llegada de Roma se mantuvo la incineración.
Planta y sección del túmulo de Tutugi (Galera).
Planta de la tumba de la Toya.
Otro tipo de tumbas tumulares son las escalonadas las cuales aparecen de forma mayoritaria en el Sureste de la Península Ibérica. Aparecen realizadas en adobe con un revoque de barro o piedra. Son estructuras que aparecen asociadas a los príncipes y su distribución comprende el área comprendida entre Corral del Saus en Valencia y Cástulo en Jaén. Este tipo de estructura funeraria tuvo un mayor desarrollo en el siglo IV a.C. y desapareció con la llegada de las tumbas con armas hacia el III a.C., posiblemente por el debilitamiento de las estructuras gentilicias ibéricas debido al desarrollo de la vida urbana. Por su gran difusión este tipo de enterramiento se convirtió en el característico de la cultura ibérica hasta la romanización. Las principales tumbas de este tipo destacan por los complementos escultóricos y arquitectónicos; y los ricos ajuares. Estas tumbas en sus formas y decoraciones reflejan una gran influencia de la cultura griega.
En el interior de las tumbas se realizaba una serie de ritos que buscarían conectar al monarca sacro con sus antepasados ya que posiblemente existiera la creencia común de que el monarca tras su muerte pasaría a formar parte de los héroes difuntos y divinizados que formaban parte de los antepasados de la comunidad.
En el mundo ibérico las tumbas de cámara vinculadas a personajes regios constituyeron la nueva morada del dinasta lo que explicaría su parecido con los palacios constituyendo el lugar final de los ritos celebrados anteriormente en la casa regia y que concluirían en la tumba como puerta de entrada al mundo subterráneo ya que su carácter de hipogeo facilitaría la comunicación con el Más Allá y el mundo de los antepasados entre los que pasaba a integrarse el dinasta.
La transposición de la arquitectura civil al mundo funerario es similar a otras zonas como Etruria y evidenciaría la importancia socio-ideológica que revestía el palacio como morada regia de modo que los ritos practicados en la tumba serían una continuidad de los practicados en el santuario dinástico de palacio.
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