Los santuarios aparecen en todo el territorio ocupado por los iberos, el cual se extendía por Andalucía y el Levante hasta el Noreste de la Península Sureste de Francia, penetrando además hacia buena parte de La Mancha meridional y por el Ebro a la altura de Zaragoza, llegando incluso al Sur de Francia. En este vasto territorio de más de 1000 km2. de extensión se dan cabida diversos pueblos ibéricos los cuales Teresa Moneo (Moneo, 2003) enmarca en cinco grupos: el Meridional, el del Sureste, de la Meseta sur, el Levante y el Noreste peninsular, que ofrecen, y desde el punto de vista geográfico, morfológico y cultural características perfectamente diferenciales (Almagro-Gorbea, 1992).
Grupo Meridional
Este grupo comprende los territorios actuales del Sur de Extremadura, Badajoz y las provincias de Huelva, Cádiz, Sevilla, Córdoba, Granada y parte de Jaén. Se subdivide, además, en dos grupos: el de la Baja Andalucía y la Alta Andalucía.
La Baja Andalucía ocupa las actuales provincias de Badajoz, Cádiz, Sevilla, Huelva y el Oeste de Córdoba que, en general, se identifica con la Depresión Bética. En la mitad oriental del Valle del Guadalquivir, entre Córdoba y Jaén, se caracteriza geográficamente como una zona con amplios valles fluviales con terrazas. Mientras que la mitad occidental se caracteriza por un paisaje formado por limos y fangos arenosos cuaternarios a partir de la confluencia del río Genil. Esta gran llanura está ocupada en su centro por una planicie semiacuática y pantanosa conocida como Las Marismas.
Durante la época de la Cultura Ibérica esta zona correspondía con la llamada Turdetania, en la cual habitaban la etnia de los turdetanos, cuyo centro estaba en el Bajo y Medio Guadalquivir, teniendo límites más imprecisos en el Norte y Oeste, donde se fueron celtizando progresivamente, lo que explicaría la distinción entre turdetanos y los llamados túrdulos, que se corresponden con las zonas montañosas (Almagro-Gorbea, 1990a). Esta región de gran desarrollo urbano era heredera directa del mundo tartésico que desapareció en el siglo VI a.C. Se considera la región más grande, fértil, desarrollada y rica económicamente debido al comercio en sus estuarios y por el Guadalquivir navegable, por poseer zonas de gran riqueza minera, además de producciones naturales y artesanales variadas de gran calidad (Estrabón, III, 2) y, con un gran desarrollo urbano, social y cultural.
En cuanto a la Alta Andalucía, actualmente corrresponde con el Este y Sur de la misma, a las provincias de Granada, Almería, parte de Jaén y Sur de Murcia en donde queda la mitad occidental de las Cordilleras Béticas. Entre las características geográficas destaca por sus paisajes calizos y arcillosos donde se sitúan diversas depresiones, altiplanicies, cuencas como la Depresión de Granada, zonas agrestes de montaña, como la Serranía de Ronda o Cazorla, o los conos volcánicos al Este de Almería. Cabe destacar también el nacimiento de los ríos Guadalquivir, Guadiana Menor, Segura, Guadalentín y Mundo, entre otros.
En época ibera esta zona correspondió con la región de la Bastetania. Según Almagro-Gorbea (1990a), esta zona a finales del Bronce recibió gran influencia tartésica y fenicia que explica el desarrollo cultural y urbano semejante a Tartessos y la posterior proximidad en muchos aspectos con los turdetanos. La organización sociopolítica puede intuirse de importantes nudos de comunicación como Basti o Ilurco y las evidencias en las necrópolis de una sociedad fuertemente jerarquizada. Económicamente, en estas zonas se desarrolladaban actividades agrícolas de regadío y cereal junto con la ganadería. Sin embargo, tenían más importancia las minas de plata de Cástulo, de cobre de Riotinto y las de Cartagena.
Sureste
Este grupo se correspondería actualmente con las provincias de Alicante, Murcia y Albacete. La zona alicantina se caracteriza por serranías, corredores y llanos, así como frentes más abruptos y dorsos suaves en su parte Septentrional. En esta zona y Murcia se observan alienaciones orográficas, de las que surgen depresiones y cuencas, además de valles interiores entre cordilleras. Estas cuencas, a veces, forman grandes altiplanicies como es el caso de Jumilla-Yecla. Finalmente en Albacete se extiende el paisaje de la gran llanura de La Mancha que no es otra cosa que una gran cuenca de sedimentación miocénica.
En cuanto a la cultura, estaba zona estaba dominada por la región de la Contestania, que va desde la desembocadura del Segura al Júcar. La influencia orientalizante de Tartessos por la vía Heraklea y, fenicios y púnicos más tarde, produjeron un gran desarrollo cultural con grandes núcleos importantes como por ejemplo la ciudad de Ilici. Respecto a la economía, existía una especialización geográfica donde en el interior de la Meseta era más ganadera y cerealística, y en las regiones costeras más hortícola y frutal, mientras que la pesca era una actividad complementaria pero importante. No hay que olvidar otra industria que debió ser importante, la cerámica, como atestiguan las producciones del taller de Elche-Archena. Por último, decir que la lengua de esta zona utilizaba escritura jonia (Moneo, 2003).
Meseta Sur
En esta zona aparecen escasos santuarios, estando los que se conocen en Toledo, Cuenca y Ciudad Real, con similitudes a los levantinos. En esta zona existen tres grandes y distintos paisajes morfológicos: el de campiñas, páramos y valles, y el de la llanura manchega. Además, al Sur se encuentra el Campo de Calatrava que se une con Sierra Morena y forma una frontera natural con Andalucía. Actualmente en el área de Ciudad Real estaba ocupada por la etnia de oretanos, controlando una zona estratégica por los contactos con el Alto Guadalquivir y la costa del Sureste.
Esta zona era rica en recursos naturales como la importancia de la minería de hierro, cobre y plata, así como la adecuación para el cultivo del olivo y otros árboles como la castaña, a lo que habría que incluir la ganadería, destacando los caballos. Todo este conjunto, además se ve complementado con una riqueza en madera, caza y la pesca fluvial.
Levante
En este grupo están incluidas la provincia actual de Valencia, una zona que va desde Castellón, pasando por la desembocadura del Palancia a su paso por Sagunto, hasta llegar al Norte de Alicante. Esta zona se caracteriza en su geografía por grandes barrancos y gargantas hondas que determinan grandes muelas como, por ejemplo, la de Albéitar. Además también hay valles, como el de Cofrentes y el de Montesa.
En el mundo ibérico, esta zona se corresponde con región Edetania. Sus influencias provienen de las colonias griegas en el territorio valenciano durante el Bronce, además de la difusión de la iberización proveniente del Sur. Esta razón es la que les llevó a conocer un gran desarrollo a partir de mediados del siglo V a. C.
La arqueología muestra evidencias de grandes núcleos de hasta 8 ha. situados en la vía Heraklea, junto a otros menos densos. El mejor conocido es Arse-Saguntum, la ciudad más rica y desarrollada. El sustento económico provenía de la agricultura de secano, hortofrutícola y de leguminosas, complementándose con la práctica ganadera, caza, pesca o marisqueo. También se dedicaban a actividades industriales con la lana, el cultivo del algodón y el lino, y fueron célebres por la creación de los tejidos, como los de Saitabi, y la alfarería, como evidencian las ánforas y las cerámicas del tipo Oliva-Liria.
En la escritura, ésta se documenta como "ibérico septentrional " que se documenta desde el Levante al Rosellón, llegando incluso al valle oriental del Ebro (Moneo, 2003).
Noreste
Esta zona incluye Cataluña y las provincias de Castellón, Teruel y Zaragoza, donde se han documentado escasos santuarios. En Castellón entre sus características geográficas destaca el relieve de serranías y valles interiores junto a llanos litorales como la Plana de Castellón. Más al Norte se encuentran el Maestrazgo y el Desierto de Las Palmas. El relieve de Zaragoza es diverso, con varias Sierras y amplios valles como los formados en el curso de los ríos Aragón o Ebro, entre otros. En Cataluña el relieve está determinado por tres granddes estructuras morfológicas como son los Pirineos, las Cordilleras Costeras y la Depresión Central. Éstas están cortadas, a su vez, por las grandes arterias hidrográficas catalanas, el Ebro y sus afluentes, entre los que destaca el Segre.
Durante la cultura ibérica, esta zona estaba ocupada por un mosaico de pueblos: los ilergavones, que comparten territorio con sedetanos; al Norte limitan con los ilergetes, habitantes de la Cuenca Del Segre, entre otras, y por la costa se hallan los cosetanos/cesetanos; al Norte de éstos se encuentran layetanos junto con lacetanos; Más al norte, se ubicaban indiketes, cuya ciudad epónima se sitúa en Ampurias; este pueblo limita al Norte con los sordones y en el interior con los ausetanos. Existen varios grupos menores como son los bergitanos de Berga, los ceretanos de la Cerdaña o los andosinos y arenosos del Valle de Arán (Moneo, 2003).
Esta zona es influenciada por la cultura de los Campos de Urnas, relacionada tal vez con el mundo celtoligur (Almagro y Moneo, 2000). La cultura íbera en esta zona se desarrolló tardíamente, a mediados del siglo V a.C. alcanzando plenitud cultural, económica y demográfica en algunas zonas a partir del siglo IV a. C. Es en este momento donde hay mayor influencia helé
nica y se da la desaparición de los Campos de Urnas. Por ello, no se conocen poblaciones importantes hasta épocas tardías que indica el poco desarrollo urbano y territorial.
En la economía de esta región se conocen importantes producciones de vino, como así atestiguan fuentes latinas, durante la República y el Imperio, y que corroboró la arqueología. Además se cultivaba el lino, desarrollándose su industria, así como la explotación de minas de sal, hierro y plata.
Principales pueblos de la Hispania prerromana. Se pueden observar las principales colonias fenicias, púnicas y griegas.
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